Aprender más rápido (y mejor) al piano ¡es necesario!

aprendizaje rápido de piezas eficacia de estudio
Aprender más rápido y mejor en la música es posible y necesario

A menudo les digo a mis alumnos que no saben la música que pueden llegar a hacer hasta que cuidan que cada minuto de su estudio tenga una finalidad, un “para qué”.
Que expriman su tiempo de estudio obteniendo su máxima calidad. 

 

Si tenemos mucho tiempo disponible para estudiar, la ecuación para aprender más rápido a menudo se resuelve estudiando más horas. 

 

Pero ahí está la cuestión. No siempre tendremos todo el tiempo del mundo para dedicarlo a una sola cosa. Con los años, la vida se enriquece (no me gusta decir que se complica) y se llena de otros temas, apasionantes, o no tanto, pero que forman parte de la vida

Ya el gran pianista Arthur Rubinstein decía que desaconsejaba el estudio obsesivo a cambio de sacrificar experiencias. Para expresarte al piano, tengas el nivel que tengas, es necesario que alimentes tu alma de vivencias. Y si te cuesta salir del “tengo que estudiar”, tómatelo como parte del proceso de estudio.  

Aprender rápido (y bien) las piezas es uno de los pocos deseos que se mantienen a lo largo de cualquier nivel pianístico. Todos queremos llegar a difrutar de la música lo antes posible. Pero para eso, para disfrutar, es importante que no inviertas más tiempo del que hace falta

 

Mi obsesión por aprovechar cada minuto

 

 Yo tenía todo el tiempo del mundo para estudiar. Para preparar mis conciertos, para descansar, para mirar por mi. Hasta que tuve a mis 3 hijos. Tres hijos en dos años (gemelos en la segunda tanda). Así que pasados 8 meses de dar a luz, ya me subía por las paredes si no tocaba un poco. En esa época decidí dejar de hacer conciertos como solista y hacer algunos recitales de cámara, que necesitan menos tiempo de preparación. En mis circunstancias, sólo disponía de 30 minutos diarios al piano. Treinta valiosos minutos que por fuerza tuve que transformarlos  “en oro” para poder avanzar lo más rápido y mejor posible en ese espacio de tiempo tan limitado.

 

Transformando cada minuto de mi aprendizaje

 

Para alquimizar esos minutos y hacerlos más valiosos, empecé por tomar consciencia de no repetir por repetir. De acotar al máximo los compases donde verdaderamente habían problemas. De ir al grano y refinar mis recursos de estudio para solucionar y aprender las piezas cuanto antes.

Al principio era un poco agobiante tener que controlar tanto cada minuto que gastaba, pensar en estudiar lo más eficaz posible... ya sabes, a veces cuesta  frenar la inercia de estar acostumbrada a estudiar siempre de la misma manera. Pero poco a poco, yo misma fui notando los resultados. Sin tanta repetición, la pieza se mantenía más fresca. Disfrutaba durante mucho más tiempo al tocarla. Y como mi tiempo era tan escaso, mi concentración trabajaba "a full" cada minuto, dando unos resultados incluso mejores que cuando tenía "buffet libre" de tiempo de estudio. 

 

El nacimiento de TRAM

 

Lo que fué un cambio de hábito de estudio, hecho por pura necesidad y a veces a regañadientes, resultó ser un descubrimiento de mi verdadera capacidad de aprendizaje. Más tarde lo puse en práctica con mis alumnos, y... ¿los resultados? mejores para ellos también. Mirando atrás, me doy cuenta de que en ese momento nació la formación TRAM, porque empecé a impartir recursos que siempre tuviesen en cuenta la eficacia de estudio. Para que todos podamos trabajar rápido y aprender mejor, que nos lo merecemos.

 

Aprender más rápido y mejor: las consecuencias 

 

De toda mi experiencia de gestión de tiempo de estudio, al final llego a la conclusión de que con hijos o sin ellos, con ocupaciones o sin ellas, reducir tu tiempo de estudio a solamente lo indispensable hace que trabajes mejor, que toques con más gusto y que a menudo acabes deseando que tu tiempo se transforme de bueno a valioso no solo en la música, sino también en el resto de áreas de tu vida.  

 

Y a ti, ¿cómo te va a en tu estudio? te propongo un reto:

 

Te aconsejo que hagas la prueba. Estudia, durante al menos una semana, un tiempo que sea al menos la mitad de lo que sueles estudiar. Prueba a trabajar yendo muy al grano y refina todo lo que puedas tus recursos de estudio. La cuestión es que repitas lo mínimo pero aprendas lo máximo. 

La experiencia, tengas los resultados que tengas, te aseguro que te revelará muchas cosas sobre ti: capacidad de aprendizaje, resistencia a cambiar rutinas, refinamiento de recursos... cuanto más te conozcas, mejor te gestionarás. A ti, y a tu tiempo.